Se despide Gilberto Aldanás
Por: Pedro de la Hoz.
Cuando el 15 de febrero de 1957, en un estudio de Radio Cadena Habana (San José 104), como parte del cuarteto vocal liderado por el pianista, compositor y orquestador Carlos Faxas, puso voz a la primera grabación del Himno del 26 de Julio, escrito por el combatiente moncadista Agustín Díaz Cartaya, Gilberto Aldanás (Matanzas, 2 de marzo de 1926) no tenía aún la perspectiva de la extraordinaria relevancia histórica de aquel hecho; lo importante era contribuir, desde el arte, a la promoción del movimiento insurreccional contra la dictadura, cuyo epicentro crecería en la Sierra Maestra, con el núcleo inicial del Ejército Rebelde, encabezado por Fidel.
Música, Patria y Revolución constituyeron una trinidad inseparable en la trayectoria de Aldanás, quien falleció este jueves al mediodía en La Habana, a los 95 años de edad. El registro clandestino del himno, por artistas profesionales, agregó valor a un canto de rebeldía y confianza en la victoria nacido en vísperas del asalto al cuartel Moncada, y entonado luego por los combatientes encarcelados en el Presidio Modelo.
Ya en la Sierra, Fidel indició a Faustino Pérez la necesidad de grabar la partitura, y este encomendó la misión a Faxas. Debido al acoso de las hordas de la tiranía, solo quedaron dos copias de la placa fonográfica, salvaguardadas por Aldanás, quien las entregó a Faxas que, a su vez, las hizo llegar a Venezuela antes de ser remitidas a la Sierra, donde la pieza identificó las emisiones de Radio Rebelde.
De modo que el triunfo revolucionario vino a cumplir uno de los sueños de Aldanás. Si la vocación por la música afloró tempranamente en Matanzas, en compañía de Frank Domínguez, y había fructificado en experiencias memorables como la de su paso por el conjunto Sonora Matancera, en los años 60, delegado por el propio Faxas para que se hiciera cargo del cuarteto, reconvirtió la formación vocal en Los Modernistas, suceso que perduró hasta 1975, cuando marchó a Angola como voluntario internacionalista.
A pesar de su avanzada edad, nunca cedió a la tentación del reposo. Como cantante solista defendió y promovió incansablemente el bolero y la canción cubana, animó proyectos comunitarios y se interesó por el rescate de valores patrimoniales, como cuando abogó por el rescate de los murales de la Casa del Salvavidas en Guanabo, antiguamente habitada por la artista hispanocubana Maruja González.
Miembro de la Asociación de Músicos de la Uneac, Aldanás aportó a la organización energías, conocimientos y, sobre todo, proyección de futuro, pues siempre alentó a los nuevos talentos.
Fuente: Granma