Recibe Biblioteca Nacional

Recibe Biblioteca Nacional José Martí condición de Monumento Nacional

Ella se torna elegante, majestuosa, y tal pareciera guardiana de ese gran monumento al más universal de los cubanos justo en su frente, del cual lleva su nombre la Biblioteca Nacional de Cuba. Del reconocido poeta, periodista y ensayista, José Martí, atesora la más completa colección de su obra, junto a otros nombres imprescindibles de la literatura universal y de la mayor isla caribeña. 

Llegar a esta institución, ubicada en los alrededores de la Plaza de la Revolución, en el céntrico municipio habanero del mismo nombre, es un encuentro directo con la literatura y la magia de los libros; es adentrarse en la obra de autores puntales de nuestro país, como Heredia, Milanés, la Avellaneda, Rubén Darío, Del Monte, Lezama, Carpentier, Virgilio, u otros que han calado profundo en la letras cubanas. 

Creada el 18 de octubre de 1901,  su original ubicación estuvo en un salón de 30 x 7.5 metros, en el Castillo de la Real Fuerza, lugar en el cual radicaba el Archivo General. Los primeros libros los donó su primer director, don Domingo Figarola Caneda, y consistió en su colección personal de 3 000 títulos. A partir de ese momento, lo más granado de la intelectualidad cubana, conscientes del valor de la nueva institución, comenzó a entregar en donación sus colecciones particulares. Este es el origen de valiosos fondos, como los de Antonio Bachiller y Morales, Francisco Sellén y Manuel Pérez Beato. Poco después, en julio de 1902, la institución recién creada es trasladada a los altos de la antigua Maestranza de Artillería.

Luego de varias ubicaciones, finalmente  el 12 de junio de 1957, mediante el Decreto número 1664, se dispone la entrega del edificio a la Junta de Patronos, así como el traslado de la Biblioteca Nacional al nuevo inmueble. Enclavado en la por entonces Plaza Cívica, hoy Plaza de la Revolución. 

La moderna institución constituyó una de las edificaciones más notables de su época. Una torre de 15 pisos, garantizaba un buen acomodo de los fondos existentes y por adquirir de la Biblioteca Nacional. Amplias e iluminadas salas de lectura y un equipamiento técnico para la preservación y conservación de los libros y documentos, una pequeña imprenta, sala teatro para conferencias y una moderna sala de música, colocaban a la Biblioteca en el lugar físico, espiritual e intelectual que habían soñado científicos, académicos, hombres de la cultura y, sobre todo, los propios bibliotecarios.

Finalmente, tenía el espacio que le permitiría aspirar a ser la institución insignia de la Cultura Nacional. Desde entonces, ella ha sido testigo de innumerables acontecimientos de la cultura cubana, como aquellos inolvidables encuentros del líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, con la intelectualidad de entonces, en junio de 1961, conocidos como Palabras a los intelectuales; acontecimiento que marcó el rumbo de la política cultural de nuestro país,  del que se celebran por estos días su sesenta aniversario. 

La institución, que celebra sus 120 años de fundación, posee una colección literaria digital y numerosas salas que devienen testigos del patrimonio documental, bibliográfico, artístico y sonoro de la nación caribeña y la cultura universal.

Por sus grandes aportes a la cultura cubana, su ardua labor en la preservación de nuestros bienes bibliográficos y los valores arquitectónicos y de conservación del inmueble que la acoge, el pasado 30 de junio recibió la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí la condición de Monumento Nacional; condecoración concedida por el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, como testimonio de valía y compromiso de esta institución con el desarrollo cultural y social de nuestro país.

Fuente: Cubarte

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