Poemas para una gesta heroica
Por: Pedro Norat Soto.
Charles Perrault, escritor francés principalmente reconocido por haber dado forma literaria a cuentos clásicos infantiles, afirmó en 1692 que «el poema épico» es «la obra maestra del espíritu humano».
Se puede estar de acuerdo o no con la tajante declaración, pero lo cierto es que, desde los tiempos antiguos, los seres humanos cantaron a la heroicidad, a través de diversas fórmulas, como la epopeya, los cantares de gesta, los mitos y las leyendas.
Así ha sido desde los tiempos del griego Homero (siglo VIII a. C.) y el romano Virgilio (70–19 a. C.), dos clásicos de la poesía épica.
Las hazañas de la contemporaneidad también encontraron sus aedas, que, con diferente estilo, lenguaje y formatos, se dedicaron a recoger en versos, pasajes culminantes de la historia humana,
Un ejemplo de esa producción literaria son las varias canciones y poemas escritos, bajo la advocación del gesto heroico de aquellos jóvenes que se enrolaron en la histórica gesta del Moncada en aras de «defender la idea de todos los que han muerto / para arrojar a los malos del histórico templo» como escribiera Raúl Gómez García, integrante de aquel movimiento revolucionario y quien antes de morir dejó a Cuba los versos conocidos como “Ya estamos en combate”.
Pero si Gómez García fue el primero que enalteció en verso la heroicidad de los moncadistas, fue Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, quien más composiciones le dedicó. La más conocida de los poemas naborianos inspirados en los participantes en los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo, respectivamente, se titula: “Era la mañana de la Santa Ana”:
Era la mañana / de la Santa Ana… / ¡Oh, la incubadora / de la redentora granja Siboney! / ¡Qué gloriosos gallos dieron a la aurora / viejas y olvidadas posturas de Hatuey!».
Otro de sus poemas es “A los mártires del Moncada” del cual únicamente se conservan algunos fragmentos, especialmente el dedicado al joven revolucionario artemiseño Pedro Véliz Hernández Caro.
Precisamente, la actual provincia de Artemisa fue uno de los territorios que más hijos donó en Cuba a la causa del Moncada. A ellos precisamente el Indio Naborí dedicó los versos titulados “Artemisa”, en los que afirma:
…los jóvenes Aquiles del ataque al Moncada tuvieron su Artemisa / No la Artemisa diosa de los mitos paganos / sino la tierra roja de Pinar de Río…
También Carilda Oliver Labra, Premio Nacional de Literatura (1998), legitimó en su obra la gesta del 26 de julio de 1953. Para ella aquellos jóvenes eran profetas que, «salidos de las entrañas de nuestra tierra, vestían de ilusión al pueblo…».
En “Canto al Moncada”, décimas fieles a la historia de las acciones del Día de la Santa Ana, la escritora matancera manifiesta abierta admiración por la gesta, además de rendir honor a los jóvenes de la generación del centenario, y a los héroes:
Sonó el viril alegato / entre bayonetas fieras. / ¡Con qué vuelo de banderas / apoyaban su arrebato!
En “Conversación con Abel Santamaría”, Carilda sostuvo un diálogo imaginario y lírico con el segundo jefe de la acción y que pereciera asesinado, tras su apresamiento y tortura salvaje:
Miras, Abel, / sin ojos en la tierra. / Tu mirada viene de lo que no abandona la belleza. / Aquí está derramada / como cuidando el sesgo de tu isla, / la lucha del mar por sostenerla; / ayuda al balanceo de las palmas, / agrede nuestro miedo.
Un hermoso poema convertido en canción es «Hay un almanaque lleno de 26″, de Noel Nicola, y en el cual el cantautor asegura de los moncadistas que: «Si le cupiera más de un corazón a un ser humano / cada uno de ellos tendría de seguro 26».
Son estos algunos ejemplos de los poemas nacidos del amor y el homenaje a aquellos 131 hombres y mujeres que protagonizaron la heroica gesta del Moncada.