Miguel Matamoros, el Rey del Son
Por: Rafael Lam.
El próximo 8 de mayo se va a celebrar por primera vez el Día Nacional del Son, precisamente en la fecha en que se cumple un aniversario más del natalicio de Miguel Matamoros, considerado por muchos como el Rey del Son. Para recordarlo desempolvo esta entrevista que le realizara en vida a Matamoros en su ciudad natal. En esa etapa vivía él con su esposa Mercedes Cuevas en el Callejón de Santiago, en pleno corazón del Tivolí.
¿Miguel, cómo usted cataloga la música que vino después del Trío Matamoros?
Nosotros hicimos una música que nace del son, yo tenía gracia para escribir sones que gustaban mucho, los hacía con el sabor oriental. Después muchos músicos tienen influencias de nosotros, de una manera o de otra. Pero, ya es otra música, ya es una música más nueva, con gente más joven.
Vamos a viajar en el tiempo hasta el Santiago de Cuba de cuando usted era niño…
Fueron los tiempos en que terminó la guerra de los Estados Unidos con los españoles. Yo me acuerdo del bloqueo de los americanos a Santiago, había mucho corre corre y sonaban los cañonazos y la gente se fue protegiéndose de esos cañonazos. Se conseguía un rancho que fue agotándose y, entonces, caminando a pie, nos refugiamos en El Caney, nos salvaron los mangos bizcochuelos del Caney; con esos mangos nadie se muere. Yo no tenía padre, estábamos abandonados a la suerte. Tuvimos que hacer de todo en la vida y, como buenos niños mataperreábamos por ahí, para aliviar las penas. De los oficios que tuve que hacer: vendedor de latas de agua, chofer-mecánico, poner postes de teléfonos, cargador de parihuelas, ayudante de aserrador, enyugué bueyes, haciendo talanqueras.
¿Cómo empezó usted con la música?
Empecé con una filarmónica, iba a una tabaquería y tocaba algo a los tabaqueros que se entretenían y, me echaban una moneda, mi mamá decía que eso era una limosna.
¿Y, cómo llega a la guitarra?
Yo ya era un jovencito, pero tocaba la guitarra sin ninguna técnica, pero me fui haciendo en la calle con la práctica, tocando en serenatas y descargas, con la tradición oral, como casi todo el mundo.
¿En qué año viene por primera vez a La Habana?
En 1920, me llevó un hombre muy pudiente, pero no me dejaron hospedar con él, me dijeron que los negros no podían entrar allí. En esa fecha, comenzaban los sextetos en la capital: El Sexteto Habanero.
¿Cuándo cantan por primera vez en La Habana?
En 1924 con lo que llamamos el Trío Oriental (Miguel Bisbé y Rafael Cueto). Tocamos en el teatro Campoamor y en el cine Actualidades, ese que está frente al edificio Bacardí. Nos pagaron cinco pesos diarios a cada uno. Cinco pesos era dinero.
¿Entonces hábleme del estreno de su trío?
Fue un día de mi cumpleaños, el 8 de mayo de 1925, me acompañaron Rafaelito Cueto que era herrero y Siro Rodríguez, esa fue la primera vez que tocamos juntos y es la fecha de la creación del trío. Empezamos a asistir a fiestas de gente de dinero, íbamos a teatros, cines y a guateques.
¿Cuándo llega su gran oportunidad en la música?
En 1928, cuando llega a Santiago de Cuba un agente de la disquera Víctor de La Habana, nos pidió que formáramos un conjuntico para ir a grabar a los EE.UU. Vinieron a vernos tocar al teatro Aguilera. Finalmente nos contrataron, pero mis músicos no creyeron la historia. Pero, al final los guajiros de Santiago de Cuba se montaron en un barco rumbo a Nueva York, eso se dice en Santiago de Cuba y no se cree.
¿Qué nombre llevó el trío?
Fuimos sin nombre, es allá cuando nos ponen ellos mismos Trío Matamoros.
¿Cuándo llega a Santiago de Cuba el primer disco de esos que grabaron?
En 1928, tenía dos canciones: “Olvido” y “El que siembra su maíz”. Ya entonces nos invitan a La Habana a tocar, nos hospedamos en el hotel Tullerías, ya ganábamos más de diez pesos cada uno por función, a teatro lleno. Ya estaban de moda los sextetos y septetos con trompeta y todo. Ya el son era una moda.
¿Después de las grabaciones, cuándo viajan por primera vez contratados para tocar?
En 1930 nos contratan en Santo Domingo, allí tuvimos que pasar un ciclón que acabó y tuvo miles de muertos.
¿Cómo llega Benny Moré a Los Matamoros?
Bueno, ya vivíamos en La Habana, eso fue en 1944, trabajamos juntos en el Hotel Nacional y, cae un contrato para la gran ciudad de México, Benny nos acompañó; pero a la larga él se quedó a ver si triunfaba.
¿Usted compuso solamente sones y boleros?
Compuse también habaneras, pasodobles, capricho, punto campesino, criollas, guarachas, todo lo que estuviera de moda. Hice canciones dedicadas a todos los temas de la vida, desde la guerra, hasta el béisbol.
¿Tuvo influencias del tango?
El tango fue una moda internacional, tuvimos un encuentro en Nueva York con Gardel, compartimos en un bar en la zona latina y participamos en una película. Era muy carismático, era gallardo, cautivaba con su conversación. Gardel tenía mucho interés en venir a cantar a Cuba. Al final nos dijo: «Para Cuba siempre guardo algo bueno». Compay Segundo me decía que yo tengo pinta de Gardel, con mi sombrero de pana. El bolero “Lágrimas negras”, tiene algo de tango con mucho drama ¿qué te parece?
¿Cuál era el fundamento musical de Matamoros?
Chico, lo mío salía al natural, las melodías eran sencillitas, las letras cuentan historias simpáticas. La música de nosotros inspiró al poeta Nicolás Guillén, según él mismo me dijo.
¿En qué momento se retira?
El 5 de marzo de 1960, después de mi último viaje a Nueva York, en 1959.
¿Tuvo muchos amores?
Un poquito, estuve casado tres veces. Llegaron a meterme preso por llevarme en fuga a una jovencita, eso fueron cosas de juventud…boberías.
¿Vivió intensamente?
Todo lo que pude, «La vida es un sueño», como dijo Arsenio Rodríguez.