Las niñas y los niños: qué dulce misterio
Por: Soledad Cruz.
Ah, las niñas y los niños: qué dulce misterio; y en su Día Internacional se produjeron las condiciones tecnológicas para que yo pudiera ver varias intervenciones sobre la programación que les dedica la Tv Cubana, gracias a Moviendo los caracoles, un espacio que yo creé para el diálogo y la polémica en la Uneac y que he visto crecer bajo la tutela del doctor Avelino Couceiro primero y después de la cineasta Lourdes de los Santos, que lo ha incluido en el gran esfuerzo del país de no dejar de hacer, por mucho que la fatídica pandemia nos limite.
Los programas dedicados a niños y jóvenes han sido objeto de análisis en la Uneac, tanto desde la sección de crítica de la Asociación de Cine, Radio y Tv, como de la sección de Literatura para Niños y Jóvenes, de la Asociación de Escritores.
En todos surgieron inconformidades con la franca pérdida de animados y aventuras al final de la tarde; calidad y actualidad de las propuestas que se han mantenido en todos los canales nacionales y provinciales, y el no aprovechar la cantidad de espacios; porque no son pocos, para difundir libros y autores como medio de estimular la lectura, a pesar de que uno de los productos más reconocidos, La sombrilla amarilla, parte de una obra literaria.
En esta ocasión, los panelista se refirieron justo a la actualización del lenguaje, según los códigos que imponen las nuevas tecnologías y fueron valiosos los testimonios de realizadores de programas, que ya apelan a los nuevos recursos con la participación de los destinatarios, como La Tarea. Hubo también informaciones valiosas sobre los videojuegos nacionales que se pueden «bajar».
Y en general, este Moviendo los caracoles fue un acercamiento fructífero a los programas para niños y jóvenes, ahora sufriendo aislamiento, a pesar del cual reciben sus clases por la Tv y los que no cuentan con novísimos medios técnicos, tienen en la pantalla televisiva espacios como «Amanecer feliz», en la Revista Informativa Buenos Días, en el cual se dicen cuentos y poemas de autores cubanos de todos los tiempos, y luego otras opciones en la mañana y la tarde.
Pero en un día como hoy, dedicado a la infancia, hay que proponerse tensar cualquier posibilidad para contribuir a que sean mujeres y hombres que puedan transformar el duro mundo que les toca, porque «las personas mayores», como diría El pequeño príncipe, de Saint Exúpery, no han aprendido a priorizar lo esencial que sólo se ve desde el corazón.