Juan Formell
Por: Rafael Lam.
Juan Formell nació en La Habana el 2 de agosto de 1942. Era cuatro años mayor que César Pedroso, Pupy. Cuando empezaron en Los Van Van, eran muy jóvenes, Juanito contaba con 27 años y Pupy 23; esa es la edad de las ilusiones, de la máxima creación en la música.
Juanito se interesó en hacer una revolución, tenía en sus alforjas a Benny Moré, Aragón, Chapottín, Elvis Presley, Bill Haley, Los Beatles y el pop español.
Hicieron algo así como un combo con violines (de charanga). Buscaron una cazuela y echaron todo eso para hacer un potaje, el resultado sería la música de una nueva era que comenzaba en el país. El resultado podía ser fatal, algo loco; pero detrás había un brujo, un hechicero, un mago de la música cubana.
Todo parece indicar que estaba destinado a ser el representante máximo de la música bailable de su tiempo. No había mucha escuela, pero había “sentimiento y corazón”, palabras de Isaac Delgado.
No todo fue sobre ruedas, eran tiempos de lucha, de guerra, de cambios. Pero la música podía resultar un buen paliativo contra todos los problemas.
Recuerdo a Formell en aquella etapa, estaba lleno de proyectos, escribía canciones tras canciones, las llevaba los fines de semana a los Círculos Sociales (antiguos club de la aristocracia). La gente hacía ruedas de casino, entonaba los coros y estribillos, tarareaba todas las canciones.
Los temas de esas canciones eran soberanas crónicas de la época, de lo que estaba pasando. Siempre contaba con voces atrevidas: El Lele, Pedrito Calvo, Armandito Cuervo, Lázaro Morúa, Israel Sardiñas.
En Cuba, Formell se enfrentaba a nuevas agrupaciones y otras ya establecidas: Aragón, Sensación, La Sublime, Rumbavana, Chapottín, Los Latinos, Los Reyes 73, Juvenia 2000, La Monumental. La competencia era fuerte, todos querían resaltar.
En el exterior, al inicio no lo comprendieron del todo; atrás habían dejado una firme huella las bandas de música algo ya tradicional: Lecuona Cuban Boy, Justo Don Azpiazu, Antonio Machín, Moisés Simons, que difundieron sones, guarachas, congas, rumbas, mambos, cha cha chá. Alguna de esas músicas algo edulcoradas.
Formell venía con una nueva onda, bien rara y desconocida. Pero, al lado de Formell estaban Pupy y José Luis Cortés, que dominaban muy bien los “trucos” de la música tradicional. Todo eso ayudó mucho en los primeros tiempos.
Los Van Van fueron atravesando diversas etapas, para sostenerse había que inventar todos los días (como en la época del mambo de la orquestas de Arcaño y sus Maravillas). Es así que aparece, en la década de 1980 ʺEl buey cansaoʺ, una pequeña explosión, elogiada hasta por el Premio Nobel, Gabriel García Márquez.
Formell tenía el don de rejuvenecer constantemente. En esa década de 1980 aparece de nuevo la orquesta de Revé como una verdadera amenaza de la salsa (palabra de Rolando Valdés, director de la orquesta Sensación).
Con la Revé, como pianista, compositor y orquestador, aparece un loco sublime: Juan Carlos Alfonso. “La explosión del charangón”. Después el Dan Den y, providencialmente surge lo que se esperaba: José Luis Cortés con NG La Banda.
Aparece lo que tenía que aparecer: el boom, de la salsa y la timba cubana, una revolución musical como lo serían las “Cameratas Florentinas” en la vieja Europa.
La amenaza era demasiado fuerte; pero Los Van Van, reabastecen con el cantante rumbero (timbero) Mayito Rivera, cantante y percusionista que viene con mucha fuerza (ʺSoy todoʺ), y Roberto Hernández, Robertón (ʺLa cabeza malaʺ).
Formell cargaba las baterías, y en el fin de siglo, a todo tren, entraba en la meta junto con todas las agrupaciones triunfadoras: Revé, Dan Den, Bamboleo, El Trabuco, Isaac Delgado, Paulo FG, Manolín.
Ya había pasado casi medio siglo de música para Juan Formell, en todo ese tiempo no dejó de trabajar, de hacer música, de apoyar a su pueblo bailador. Más no se puede pedir, por eso al final de su vida recibió todos los reconocimientos en su país y en el exterior. ¡Alabanza para Juan Formell en este cumpleaños 80!