Fomentar el cine cubano

Fomentar el cine cubano

Por: Luciano Castillo.

Junto con los impostergables propósitos de restaurar y preservar el patrimonio fílmico de la nación, el ICAIC tiene ante sí otro reto provocador de que evoquemos el título de un largometraje documental de Rogelio París: «no tenemos derecho a esperar». Solo dos años transcurrieron desde que comenzó el funcionamiento del Registro del Creador Audiovisual y Cinematográfico Independiente, la aprobación de los Colectivos de Creación Audiovisual, el Fondo de Fomento del Cine Cubano y la Oficina de Atención a la Producción Cinematográfica. A partir del 25 de marzo de 2019 —al día siguiente de conmemorar el ICAIC sesenta décadas de existencia—, el Consejo de Estado aprobó el Decreto Ley 373 del Creador Audiovisual y Cinematográfico Independiente, feliz culminación de preocupaciones, necesidades y reclamos de los cineastas cubanos a lo largo de varios años.

La producción cinematográfica de la primera mitad del siglo de Lumière, que antecedió a la creación de este organismo sin precedentes, a escasos meses del triunfo revolucionario, carecía de un carácter industrial. Desde sus tiempos fundacionales, entre las aspiraciones de la presidencia del ICAIC figuró tornar realidad ese anhelo colectivo de tantos soñadores. Mientras el movimiento documental y el cine de animación registraron cifras sorprendentes y resonantes, la ficción no consiguió alcanzar las proporciones esperadas.

Julio García Espinosa representó uno de sus máximos propulsores, primero desde sus tempranas funciones al frente de la Dirección de Programación Artística de los Estudios Cinematográficos desde 1960 y, años más tarde, al ocupar la presidencia del ICAIC en el período de 1982 a 1991, etapa de incuestionable aumento de la producción, con la promoción de una nueva generación de directores, pero sin arribar nunca a la meta propuesta de estrenar mensualmente un largometraje cubano de ficción.

Apreciar los frutos obtenidos en tan escaso tiempo —y en medio de la pandemia—, por el Fondo de Fomento del Cine Cubano y la Oficina de Atención a la Producción Cinematográfica, transmite optimismo aun a los más escépticos e inconformes sobre las perspectivas futuras de dos noveles entidades capaces de contribuir con su denodada e intensa labor al incremento de la cantidad de producciones, que en los últimos años se reducían a apenas de uno, dos y hasta tres largometrajes de ficción anuales. Solo una cosecha provechosa proporcionará el nivel cualitativo, tan añorado como la diversidad temática, y el descubrimiento de nuevos nombres en el cine nacional.

o largo de los tensos meses de 2021, el Registro del Creador Audiovisual se nutrió con un total de 876 creadores, 165 de ellos pertenecientes al ICAIC, organismo que aporta 1 136 al total hasta la fecha de 2 878 creadores, de los cuales 1 742 son del ICRT. A esta cifra se añaden 34 colectivos de creación aprobados; de estos, 25 solo el pasado año.

El Fondo de Fomento del Cine Cubano es una de las entidades de más fructífera labor. En 2021 completó la firma de los contratos con los beneficiarios de la primera convocatoria dentro de los tiempos establecidos en las bases y fueron suscritos 25 contratos pendientes de los 46 proyectos que obtuvieron financiamiento en 2020.

Poco antes de cerrar el año, se dieron por terminados siete guiones: La levedad de ella, original de Rosa María Rodríguez Pupo; Los pasajeros del último viaje, de Marta María Borrás; Sueños y vigilias antes de amanecer en los años noventa, de Raydel Araoz; El rey de los campos de Cuba, de Juan Caunedo; Las Hortensias, de Daniel Delgado; Que canten las mujeres, de Leonardo Blanco, y el del largometraje de animación Kukuy, presentado por Ángel Velazco. Tres proyectos en desarrollo fueron concluidos por sus realizadores: El regresado, de Armando Capó; Los caídos, de Damián Saínz, y La tumba y el papalote, coescrito por Aileen Reyes y Frank Fernández.

Cinco proyectos figuran como terminados en la categoría de preproducción: los cortometrajes El patio, de Josué García; El puerto, de Claudia García; Perdido, presentado por Katherine T. Gavilán; el largometraje documental Calle Cuba entre Sol y Amargura, de Vanessa Batista, y la ópera prima en ficción Obra de choque, original de Marcos Díaz Sosa.

La cantidad de títulos financiados por el Fondo de Fomento en distintas fases de posproducción ascienden a once: Vicenta B, de Carlos Lechuga; AM-PM, realizado por Alejandro Gil, los largometrajes documentales Esa es la vida Octavio, de Patricio Wood, y La Habana de Fito, de Juan Pin Vilar, y las óperas primas La mujer salvaje, dirigida por Alan González, y La línea del ombligo, de Carla Valdés. Cinco cortos de ficción aparecen en esta lista: Habanalike, de Giselle González; 8 minutos, de Yunior García Aguilera; El peso de la quietud, de Manuel Ojeda; La vista gorda, del actor Yasmany Guerrero, y Clara, de Patricia Ramos.

Seis obras conforman la relación de las primeras finalizadas con el aporte del Fondo de Fomento del Cine Cubano: Unbloked, la gente del documental, de Inti Herrera; Bongó Itá, de Mayckell Pedrero; Virgilio desde el gabinete azul, de Raydel Araoz; Mafifa, de Daniela Muñoz; Bajo un sol poderoso, de Enrique Kiki Álvarez, y La campaña, de Eduardo del Llano.

Los planes inmediatos del Fondo para 2022 abarcan la intervención en otros seis títulos: los cortos De lágrimas el mar salado, de Damián Saínz, y El espacio roto, que será realizado por Gabriel Alemán y Eduardo Eimil, los largometrajes El soldado perfecto, de Pavel Giroud, y Aristóteles Moore, de Fabián Suárez, junto a las óperas primas Camino a Cuba, documental de Lenia Sainuit, y Dienteperro, ficción de Daniel Santoyo.

Al cierre de noviembre difundieron los resultados de la tercera convocatoria del Fondo de Fomento del Cine Cubano, a la cual se presentaron 39 proyectos (17 de ficción, 14 documentales y 8 de animación), de los cuales el jurado evaluó un total de 32. Fueron beneficiados con financiamiento 11 proyectos (3 en producción, 3 óperas primas y 5 animados).

En la categoría de ópera prima de proyectos de largometrajes de ficción y documental seleccionaron para recibir financiamiento, en ficción, Los caídos, de Damián Saínz, y Esencia Habana, de Luis Ernesto Doñas, y el documental Toda la vida, presentado por Deymi Perdomo D’Atri. Cinco proyectos reconoció el jurado en la categoría de desarrollo o producción de cortos y largometrajes de animación: Nosotros, de Lisandra López Fabé; Viernes 13 en La Habana, de Raydel Araoz; No binario, de Gerar Martínez; Condenado a callar, de José Andrés Fumero, y Bombas de arena, que será dirigido por Keiter Castillo. Tres proyectos laureó el jurado de la categoría de producción de largometrajes de ficción y documental: El regresado, de Armando Capó, y los documentales Cubaraouis, de Ever Miranda, y El señor de la música molida, a cargo de Alejandro Valera.

Para el primer trimestre de 2022, el Fondo de Fomento tiene prevista la apertura de su cuarta convocatoria y su directiva valora la propuesta de las modalidades que abarcará.

La Oficina de Atención a la Producción Cinematográfica evidencia también su laboriosidad, concretada en tres largometrajes correspondientes a 2020, terminados y exhibidos: Volverán los abrazos, de Jonal Cosculluela y Maritza Ceballo; Soberanía, de Alejandro Gil, y La caja negra, de Kiki Álvarez. Se hallan pendientes de culminación La tierra de la ballena, de Armando Capó, y La causa común, de Jorge Luis Sánchez (en desarrollo).

Del total de 47 proyectos evaluados en 2021, se concedió apoyo económico a 24, que pueden desglosarse de la siguiente manera: tres largometrajes documentales: Contra el tiempo, de Rolando Almirante; Landrián, el hombre y el artista, de Ernesto Daranas, y Yo también me llamo Haydée, de Belkis Vega (en desarrollo), así como tres de ficción: Cuentos de un día más, de dirección colectiva (ya estrenado); Riquimbili, de Fernando Pérez, que terminó de filmar, y Neurótica anónima, de Mirtha Ibarra (en desarrollo).

Seis cortos de ficción recibirán una contribución financiera para su realización: La novicia, de Arturo Sotto; Fabio, de Yisell Vargas; El parque; de Mario Guerra; Escena eliminada, de Daniel Santoyo; Ella y el Hotel Miramar; de Yanet Pavón, y Albinos, de Leandro de la Rosa. La cifra la conforman además dos mediometrajes documentales, Charo y Georgina: «Otra vez ante el espejo», dirigido por Rebeca Chávez, y De los días y los sueños, realizado por Magda González Grau. Cinco miniseries documentales se hallan en distintas fases de producción: Memorias del cine cubano (en torno a los vínculos con otras artes) y Letras escogidas (título de trabajo, entrevistas a escritores cubanos), encomendadas a varios directores, además de Cuba indígena, por Ernesto Daranas; Patria, de Mixael Porto, y Hermanas del corazón, de Gloria Rolando.

Por si resultara insuficiente esta relación de títulos, la Oficina de Atención a la Producción Cinematográfica asumió los costos de los programas de televisión De Cierta Manera, los noticieros del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, la filmación de conferencias magistrales, los ejercicios profesionales de primer año de la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA) y el espacio Varentierra, promovido por el colectivo de creación audiovisual y cinematográfica WajirosFilms. Otras funciones desempeñadas son la gestión de permisos de rodaje, facilitación de material de archivo, visados e importación temporal de equipamiento.

Poco antes de terminar 2021, se espera la puesta en marcha de la Comisión Fílmica y otros proyectos pendientes comprometidos, entre estos los ganadores de la convocatoria LGTBIQ: Hermanos, documental con guion y dirección de Osmany Sánchez Arañó, y los cortos de ficción Una canción para ti, con guion de Yasmany Guerrero y Alexander Benavides (autor de la idea original), para ser realizado por Melvin Rocco, y Azul pandora, con guion de Nuri Duarte y dirección de Alan González. Se añaden los ejercicios de estudiantes de segundo, tercero y cuarto año de la FAMCA.

Con los pasos firmes y decididos dados hasta ahora, el Fondo de Fomento del Cine Cubano y la Oficina de Atención a la Producción Cinematográfica contribuirán en breve tiempo a la diversificación de nuestro panorama audiovisual y a seguir persiguiendo el sueño de poder estrenar doce largometrajes cada año.

NOTA EDITORIAL

Este artículo de Luciano Castillo apareció publicado en la Revista de Cine Cubano, con el título: «Fomentar el cine cubano: no tenemos derecho a esperar».

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