El arte y la comunidad
Por: Miguel Morét.
A partir del vuelco hacia los barrios, que desde las instituciones políticas y gubernamentales de nuestro país se ha suscitado, en busca de solucionar problemáticas en comunidades sensibles, la cultura brota una vez más como elixir sanador del proyecto social emprendido en Cuba desde el propio año 1959.
Este 2021, a pesar del inmenso reto que ha representado la lucha contra la COVID-19, también han nacido voluntades para crecer en la adversidad.
El ministro de Cultura, Alpidio Alonso, en el marco del diálogo con artistas y creadores, también buscó un espacio para coincidir con promotores de proyectos socioculturales, directores de las Casas de la Cultura y con los Instructores de Arte.
Encuentro con Ministro de Cultura
De los primeros encuentros surgieron sueños y acciones concretas que ya comienzan a expandirse desde las comunidades, explotando las capacidades artísticas que estas canteras ofrecen para el mejoramiento de nuestra sociedad, a través de la creación.
Como parte del sistema de trabajo se designó a un cuadro del Ministerio de Cultura en las comunidades, para focalizar problemas y darles vía a la solución. También se trabaja en un plan de medidas, que pretende encausar el trabajo artístico desde los barrios, sus proyectos y casas de Cultura.
Los últimos, pero no menos importantes en dialogar con Alonso, fueron los Instructores de Arte de la Brigada José Martí, sobre quienes recordó el sobrenombre que les legara Fidel como “un ejército de la Cultura”.
Los jóvenes brigadistas expresaron criterios, entre ellos que, a pesar de que a la mayoría de las escuelas de la provincia llega la presencia de Instructores de Arte, no en todos los municipios funciona el Grupo Coordinador (encargado de la preparación metodológica y chequeo de las tareas), lo cual debilita su preparación y superación, así como la calidad y estabilidad de las unidades artísticas.
Por otro lado, es necesario que los brigadistas que trabajan en las escuelas se apoderen de sus funciones y la labor transformadora en la comunidad. También se escucharon experiencias, como la de la Cátedra de Artes Visuales de la Casa de la Cultura Rita Montaner, del municipio Plaza de la Revolución, donde, desde un lenguaje artístico contemporáneo como punto de partida, se diagnostican las necesidades expresivas de los talleristas.
Este ejercicio de la Cultura ha enfrentado la dura mano del bloqueo en cada negativa para mejorar sus condiciones de trabajo, los espacios para la creación y materiales, pero han encontrado alternativas para continuar esa labor formativa del buen gusto en las nuevas generaciones.
La Casa de la Cultura de Centro Habana, a partir de intercambios con directivos de la Brigada, amplió su plan de preparación a los instructores, incluyendo temas patrimoniales del territorio y actualizando los conocimientos.
El ministro Alpidio Alonso también diálogo sobre la necesaria relación entre los Instructores de Arte y los proyectos comunitarios, y de cómo es importante fortalecer el trabajo cultural en la actual circunstancia, pues desde que comenzó la pandemia se volvió una necesidad el trabajo cultural enfocado en los barrios, desde los intereses de quienes más lo necesitan, y tratando de llegar a la mayor cantidad de personas.
Todos resultaron encuentros extremadamente necesarios, que brindaron para las partes interesadas medidas de la pasión y fuerza que existe dentro del movimiento, así como de las debilidades a corregir.
Fuente: Tribuna de La Habana