El Arte: Algunos pensamientos aleatorios del fin de semana
Por: Yilian Carús.
Desde el punto de vista de apreciación de nuestra disciplina, es decir, filosóficamente considerado a través de la evolución cronológica, el arte se nos presenta como una historia visible, documento, el más veraz y directo entre los testimonios históricos, símbolo gráfico de la vida de los pueblos y los hombres.
El valor documental del arte como fuente histórica: Entre las numerosas fuentes de que se vale la historia para construir el pasado de la humanidad, el arte ocupa una parte importante y sus productos constituyen testimonio fehaciente del modo de vivir, de sentir y sobretodo de pensar de las generaciones pretéritas. Si nos remontamos más allá de la historia podemos citar a esa etapa prehistórica, etapa en que no existía ningún documento escrito, el arte será el auxiliar más valioso con que un arqueólogo, un antropólogo, un etnólogo y hasta un historiador, podía construir la vida de ese hombre prehistórico y de sus comienzos en la existencia. Cuando el hombre comienza a narrar hechos contemporáneos, rara vez logra sustraerse del todo al apasionamiento propio de quién es. Cuando el hombre reconstruye los hechos del pasado, se vale del testimonio ajeno, de los escritos de otros (que pueden ser también apasionados o parciales), y es entonces que a través de sucesivas versiones individuales trata de conocer el cómo fue y lo que fue de esos tiempos pasados. Pero esta historia no escrita que es el arte nos brinda directamente datos y documentos fehacientes — sin interpretaciones individuales de intermediarios — que leemos el mensaje que en artes plásticas nos han legado las generaciones pretéritas: ese es el gran valor documental de los hechos históricos. Aunque no existieran crónicas históricas, el Partenón, Versalles, el Empire State Building, las telas de Velázquez, los mármoles de Miguel Ángel, bastarían para decirnos, en su leguaje mudo y elocuente, cómo fueron la Grecia de Pericles, la Francia de Luis XVI, los Estados Unidos de Norteamérica en el siglo XX, la España de Felipe IV o la Italia del siglo XVI.
El arte como índice de la evolución de la humanidad: Para apreciar el proceso evolutivo de la cultura y señalar las etapas sucesivas en el desarrollo de la civilización, reflejando fielmente todas sus modalidades: practicas, científicas y estéticas. El extenso y variado sector de las artes aplicadas o industriales retrata de manera fidedigna el aspecto práctico de la civilización, trazándonos el cuadro de la vida corriente y cotidiana del hombre a las diversas épocas y en los distintos pueblos. Los adornos, los útiles, los muebles exhumados en las tumbas faraónicas nos dicen cómo fueron, cómo vivieron y qué creencias religiosas tuvieron los egipcios que hicieron florecer una civilización en las márgenes del Nilo.
Finalmente, en cuanto a la modalidad estética, el arte en todas sus manifestaciones es un interminable y esplendido muestrario del anhelo del hombre por embellecer la vida en todos sus aspectos, desde la habitación y el arma defensiva, hasta las más útiles y elevadas manifestaciones del arte que satisfacen las nobles apetencias del espíritu.