Carlos Acosta
Aquellos pies que por no perderse tocaron el tabloncillo, le merecen hoy al bailarín cubano Carlos Acosta los mayores logros en una profesión que hizo suya y lleva al mundo con el alma de Cuba.
Gracias a su padre, Acosta dio sus primeros pasos -casi por obligación- en esta expresión del arte que pronto se convirtió en una inseparable compañera y cómplice de sus más que merecidos triunfos en el universo danzario.
Cuando el pasado domingo arribó a sus 50 años de edad, resulta imposible reflejar en un pequeño espacio de texto su vida artística, pues sus innumerables galardones y su trayectoria en sí misma resultan un desafío para cualquier narrador.
Su virtuosismo le permitió graduarse en 1991 con la máxima calificación de la Escuela Nacional de Ballet, vitrina para importantes compañías que apostaron por él, desde el Ballet Nacional de Cuba o el English National Ballet, hasta el Houston Ballet y el American Ballet Theatre.
Antes, su talento lo llevó a bailar en formatos de gran prestigio como la Compagnia Teatro Nuovo di Torino, en Italia, y el conjunto del Teatro Teresa Carreño, de Caracas, Venezuela.
Pero su obra se inscribió de manera especial en el Royal Ballet de Londres, agrupación que prestigió con su entrada en 1998, y en la que fue promovido a principal bailarín invitado en 2003.
Junto a esa compañía, sus probadas aptitudes le valieron en 2014 la medalla de Comendador de la Excelentísima Orden del Imperio Británico (CBE), recibida de manos de la reina Isabel II de Inglaterra.
Un año más tarde se despidió del renombrado conjunto, pero no del escenario londinense, pues desde 2020 dirige el Royal Ballet de Birmingham y es miembro de la Junta de Gobernadores de The Royal Ballet School.
Al repasar con detalle su vida, las palabras que le rinden homenaje se tornan mínimas ante el compromiso de exaltar la labor artística de un hombre que no necesita mayores halagos, en tanto que Carlos Acosta es, en su totalidad, Arte.
En La Habana, el también coreógrafo lleva con pasión su compañía Acosta Danza, con la cual cumple, desde 2015, una intensa agenda de espectáculos a lo largo del orbe y combina lo clásico con lo contemporáneo, fusionados con elementos de la danza cubana.
“Ahora tenemos este espacio, en el cual funciona además la academia. Mi gran sueño es salvar el edificio de la escuela de ballet del Instituto Superior de Arte (ISA), para constituir allí la sede del proyecto”, declaró el intérprete en una entrevista.
Las oportunidades que le brindaron cuando su nombre apenas repicaba en este universo, lo impulsaron a crear en 2017 la Carlos Acosta Dance Foundation, que brinda a jóvenes talentos un programa gratuito de entrenamiento danzario por un período de tres años.
De esta manera, Acosta responde con gratitud a la vida y a su padre por mostrarle el sendero de esta manifestación, en la que encontró, según contó, la salvación que tanto necesitaba en sus inicios para labrarse un mundo de sueños y conquistas sin mirar atrás.
Precisamente, No Way Home se titula el libro que escribió en 2007 y en el que describió los avatares que experimentó a lo largo de su carrera. El volumen sirvió de inspiración al cineasta Paul Laverty para elaborar el guion de la obra cinematográfica Yuli (2018), su apodo de niño.
Bajo la dirección de Iciar Bollain, la película se filmó en locaciones de La Habana, Londres y Madrid, y transcurre en un escenario contemporáneo donde el protagonista regresa a la capital cubana a montar una coreografía sobre su vida.
Revivir mi pasado, actuarlo y bailarlo durante el rodaje, fue una experiencia intensa y dolorosa, confesó Acosta en una ocasión.
Dueño de un impecable desempeño que hacen únicos sus movimientos, conquistó los mayores lauros a los que puede aspirar un bailarín.
Enaltecen su catálogo, la Medalla de Oro del Prix de Lausanne (1990), el Frédéric Chopin (1990), otorgado por la Corporación Artística Polaca, y el Premio al Mérito en la Competición de Jóvenes Talentos, en Italia (1991).
A estos se suma el Premio de Danza de la Fundación Princesa Grace (1995), el Laurence Olivier (2006), y el Premio Nacional de Danza (2011).
Recientemente, Acosta recibió el galardón Lifetime Achievement 2023 de Lausanne, Suiza, la decisión constituye un verdadero símbolo de éxito y una “misión cumplida” de entregarle el premio cuando el evento arriba a su aniversario 50, destacó la nota de prensa.
El artista anunció recientemente que regresará al escenario del Royal Opera House de Londres, Reino Unido, como festejo por su medio siglo de vida y junto a él bailarán miles en su patria como muestra de cariño a quien encierra en su corazón y pies la danza de toda Cuba.
Fuente: Prensa Latina