Arte y cultura en Cuba en manos profesionales
Es la conclusión a la que se llega tras escuchar posiciones del Ministerio de Cultura durante un intercambio con delegados al XXI congreso sindical, celebrado esta semana en La Habana. Fernando Rojas, viceministro de Cultura, ha sido enfático en ese asunto: «hemos sido claros en que seremos cada vez más rigurosos para aceptar el ingreso al sector, y en que los requisitos para el ingreso de las personas que no proceden de la enseñanza, que se han estado incumpliendo, los vamos a hacer cumplir con más rigor». El asunto es complejo porque aún hay dirigentes sindicales con lagunas de conocimiento respecto a lo que hacer y lo que no. El sector artístico afronta presiones para abrirse más a la contratación de personas con supuesta vocación pero sin aval académico, en tanto el Ministerio de cultura, basado en los principios de la política cultural de los últimos 60 años, es reacio a aceptarlo, convencido de que graduarse de las escuelas de arte es el mejor modo de brindar calidad al público.
De acuerdo con Rojas, la mayor preocupación del Ministerio de cultura está asociada con las artes escénicas, donde más del 60 por ciento de sus artistas no son graduados del sistema de enseñanza. «Hay cuestiones relacionadas con la enseñanza, que estamos analizando con las autoridades competentes, pero pensamos que el ingreso al sector tiene que ser mucho más riguroso y selectivo cuando no procede de la enseñanza artística», precisó Rojas. La preocupación la genera también el poco rigor asociado a mucha cartelera cultural, tanto a la dirigida al turismo como a la que alcanza al resto de la población. «No son solo las instalaciones turísticas las que cometen errores al promover realizaciones mediocres, nuestras propias agrupaciones lo hacen. No se justifica que haya agrupaciones que trabajen solo para el turismo. Deben tener suficiente nivel al trabajar para el turismo y la población porque hay que ofrecer a los dos lo mejor». Fernando Rojas aseguró que están revisando todos esos temas y que el propósito no es dañar, «pero tenemos la obligación de garantizar calidad, y con profesionales, en lo que se ofrece a la población. Si no hay un ambiente de control del ingreso al sector, prolifera la mediocridad». Por esas razones parece evidente la disposición del Ministerio de Cultura de poner todo el rigor hasta hacer cumplir con efectividad la política cultural de que el arte sea defendido por artistas profesionales.