Alicia Alonso y la FEU: un matrimonio feliz
Hablaban de ello con pasión desbordada, especialmente de las presiones que tuvieron que hacer para arrancar al gobierno de Prio Socarrás, en 1950, la escasa subvención que permitió al novel conjunto enfrentar la apatía oficial y los engaños de empresarios inescrupulosos, que los habían dejado varados y en penuria económica en varios países de Latinoamérica, durante las giras efectuadas en 1948, 1949 y 1950.
Con ellos enriquecí los detalles de las primeras funciones populares en el Stadium Universitario, a partir de enero de 1949, y de los Festivales de Arte Universitario en 1954 y 1955 que posibilitaron a los sectores más humildes de nuestro pueblo disfrutar de obras tan trascendentes como El Lago de los cisnes y Giselle.
Poco después, al Alicia designarme oficialmente en el cargo de Historiador, la documentación de la historia de la compañía, y en especial todo lo referente a los nexos con la FEU, pasó a mi custodia y con ello también las hermosas relaciones con los líderes estudiantiles y personalidades que fueron aguerridos defensores del ballet cubano como Juan Nuiry, Alfredo Guevara, Raúl Amado Blanco, Raúl Roa Kourí, Harold Gramatges, María Luisa Rodríguez Colombié y Maruja Iglesias, entre otros.
A partir de entonces, nada de lo ocurrido en esa relación que Alicia definió como la de un «matrimonio feliz», me ha sido ajena. Momentos inolvidables han sido las funciones para conmemorar los aniversarios del Acto de Desagravio a Alicia y el Ballet, efectuado en el Stadium Universitario el 15 de septiembre de 1956; los de la fundación de la FEU en 1922 y otras importantes efemérides de común relación.
Muchos han sido los jóvenes dirigentes de esa organización con quienes he compartido afecto y batallas en pro del desarrollo de la cultura balletística en el estudiantado universitario, en conferencias y espectáculos didácticos a lo largo y ancho del país y momentos de pena por la partida física de figuras muy queridas.
Cada 15 de septiembre los he acompañado en actos muy significativos, entre ellos la entrega a Alicia del simbólico ramo de rosas rojas; en el 2006 colaborar en la realización del excelente documental «Romance en dos tiempos: pas de vida», de Liliet Heredero; y una década más tarde tener el honor de presentar, en la venerable Aula Magna, mi cuaderno “La FEU, la Universidad y el Ballet, Hitos en el tiempo. 1948 – 2016”, que recoge los principales hitos de tan histórica relación.
El pasado 15 de septiembre, acompañé a una representación de la FEU encabezada por su presidente José Ángel Fernández a la casa de Alicia para entregarle sus rosas rojas.
Recuerdo verla apretando el ramo contra su pecho, con un brillo especial en sus ojos. Fueron las rosas del adiós.
El 17 de octubre, un mes y dos días después, partía definitivamente, para seguir acompañándonos desde ese sitio especial que ocupa, entre la realidad y el mito.