Adiós a Pancho García
Por: Daniel González Cabello.
El movimiento teatral cubano está de luto tras la partida este 16 de diciembre, del inolvidable actor y director escénico Francisco Wilfredo García Castellanos, conocido en el panorama teatral de la Isla y fuera de sus fronteras como Pancho García, por sus grandes aportes e impronta en la escena que le merecieron el Premio Nacional de Teatro en el año 2012.
La muerte le sorprendió poco después de llegar a sus 78 años de edad, sin estar consciente, tal vez, de cuánto caló el corazón de los amigos y su público, ese que siempre lo ovacionó tras sus magistrales interpretaciones en las tablas cubanas, sobre todo en piezas de Argos Teatro, como Final de partida, Aire Frío y muchas otras a las que imprimió un sello distintivo.
Tal pareciera que Pancho García nació para el teatro, y es que desde muy joven estableció un vínculo inseparable con el arte de las tablas. Su paso inicial por el Grupo Experimental de Aficionados de La Habana, bajo la dirección de Juan R. Amán, su posterior acercamiento al destacado director y diseñador escénico Rubén Vigón, a través del colectivo Joven Teatro, y su nutriente apego a Raquel y Vicente Revuelta a través de Teatro Estudio -agrupación de la que formó parte-, le permitieron consolidarse como un actor de gran valía en el panorama escénico del país que le vio nacer.
Teatro Estudio constituyó para él, y para muchos de los que formaron parte de ese colectivo, una gran escuela, un laboratorio de experimentación sobre la escena cubana. De su vínculo con sus fundadores y demás miembros de la agrupación se nutrió de técnicas, estilos, modos y maneras de asumir el arte de la actuación para abrirse nuevos caminos y senderos en la selva oscura del teatro.
Su huella también queda latente en la Compañía Teatral Hubert de Blanck, con la cual durante muchos años mantuvo un estrecho vínculo a través del trabajo de dirección con el montaje de obras de relevantes dramaturgos de la escena universal.
Pancho fue más que un actor, un hombre de teatro que dominó bien los misterios de ese arte. Un maestro de la escena, un enamorado de las tablas. Su trabajo fue más allá del arte teatral, para incursionar en otros medios como el cine y la televisión, pero las artes escénicas constituyeron para él un espacio vital de creación, el lugar donde supo conectar bien con el público, un soporte comunicacional que supo darle el propósito de entretener, pero sobre todo educar y reflexionar acerca de los conflictos de cada momento de la vida, de la nación.
Argos Teatro fue también un espacio vital para él, y ahí, bajo la guía de Carlos Celdrán, supo crear una gran familia, una escuela en la que se nutrió de las experiencias de consagrados artistas y también de jóvenes creadores para transitar juntos por el largo y exitoso camino por el que ha andado ese colectivo, en el que Pancho siempre impregnó un sello distintivo con sus singulares interpretaciones.
Basta revisar el repertorio de Argos Teatro para apreciar reiteradamente el nombre de Pancho García en muchos de los montajes de la agrupación como Stockman, un enemigo del pueblo, Vida y muerte de Pier Paolo Passolini, Chamaco, Final de partida, Reino dividido, Fango, o Aire Frío.
Merecedor de numerosas reconocimientos como la Orden Raúl Gómez García, la distinción Por la Cultura Nacional, Miembro Emérito de la UNEAC, y el Premio Nacional de Teatro, este primer actor se despide de la vida dejando una profunda e imborrable huella en el teatro y la cultura cubana, por la pasión y entrega que le impregnó siempre a su obra.
Fuente: Cubarte